“El fenómeno más importante de la posguerra”. Esta frase, del ya desaparecido periódico británico Sunday Observer, describía la creación del G-77 en 1964.
Hoy, como durante casi 60 años, el G-77 es la organización intergubernamental de países en desarrollo más grande dentro de las Naciones Unidas y su misión es permitir que los países del Sur Global articulen y promuevan sus intereses económicos colectivos y aumenten su capacidad de negociación internacional mediante esfuerzos conjunto dentro de la Organización de las Naciones Unidas. El G-77 se ha convertido en el principal interlocutor del Sur en todos los foros relevantes y su participación en todas las discusiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) ha sido constante y constructiva.
El grupo ha sido un gran apoyo y ha estado impulsando a las Naciones Unidas a ser más responsables, transparentes, eficientes y también más democráticas. Es importante destacar que China suele respaldar las posiciones del grupo, por lo que las decisiones generalmente se emiten en nombre del G77 + China.
Sin embargo, el G-77 no es un grupo homogéneo en el que sus 134 miembros tengan los mismos problemas económicos, ambientales y sociales. El nivel de desarrollo de sus miembros no es igual y sus necesidades difieren. Casi todos sus miembros tienen una cosa en común: fueron naciones sometidas al colonialismo de una forma u otra y surgieron como estados independientes, la mayoría después de la Segunda Guerra Mundial y buscando desarrollarse. Por tanto, el G-77 es una unidad dentro de la diversidad. El G-77 es una estructura institucional permanente que se ha desarrollado paulatinamente, lo que ha llevado a la creación de Capítulos con oficinas de enlace en Ginebra con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD); Nairobi con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA); París con la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); Roma con la Organización para la Agricultura y la Alimentación y FIDA – Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FAO/FIDA); Viena con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y finalmente, el Grupo de los 24 (G-24) en Washington, DC (FMI y Banco Mundial).
Su máximo órgano de decisión es la Cumbre del Sur. La primera y segunda Cumbres del Sur se celebraron en La Habana, Cuba, del 10 al 14 de abril de 2000 y en Doha, Qatar, del 12 al 16 de junio de 2005, respectivamente. Y estamos a la espera de la tercera Cumbre del Sur, que se celebrará entre el 20 y el 23 de enero de 2024 en Kampala, Uganda, cuando el país asuma la presidencia pro témpore del Grupo.
El enfoque inicial del G-77 fue redefinir las relaciones Norte-Sur, considerando la enorme desigualdad en el orden económico internacional, percibida como un obstáculo importante para el desarrollo de las naciones del Sur Global. Desde el principio, el G-77 ha luchado contra la discriminación y la exclusión y para promover reglas más equitativas que hagan que los sistemas financieros y comerciales internacionales respalden más el desarrollo.
El Grupo ha liderado y estimulado los cambios sistémicos y estructurales necesarios para un crecimiento global sostenible. Ha buscado equidad en las relaciones económicas internacionales, discutiendo la injusta y obsoleta arquitectura financiera actual, sugiriendo mecanismos multilaterales para la gestión sostenible de la deuda de los países y trazando un camino que pueda conducir al logro de los ODS.
El G-77 ha destacado, en varios foros, la vacilación del Norte Global a la hora de compartir recursos de manera equitativa y su renuencia a tratar a los países del Sur Global como socios iguales para abordar esta crisis que nos afecta a todos. Ha insistido en cumplir el objetivo acordado para la Ayuda Oficial al Desarrollo del 0,7% del PNB de los países desarrollados; ha pedido un uso amplio del Fondo Especial de Reserva del FMI para generar financiamiento para los ODS y la acción climática y ha sugerido mecanismos para reducir los costos de endeudamiento para los países en desarrollo.
Considerando que el progreso técnico y científico es fundamental para alcanzar el desarrollo sostenible, y sólo con la apropiación del conocimiento será posible reducir la abismal brecha tecnológica entre los llamados países del Sur y del Norte y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el G-77 bajo la presidencia de Cuba impulsó la Cumbre “Desafíos Actuales del Desarrollo: Papel de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación”, en La Habana, los días 15 y 16 de septiembre de 2023, días antes de la apertura del 78 período de sesiones de la AGNU.
Con la presencia del secretario general de la ONU, António Guterres y más de 130 países, la cumbre reunió a jefes de Estado, líderes mundiales y diversos organismos internacionales con el objetivo de discutir el injusto orden económico internacional que ha agravado la marginación socioeconómica, técnica y científica. de muchos países, con graves consecuencias para los países del Sur Global.
En su discurso de apertura, el anfitrión, presidente de Cuba y presidente pro témpore del G-77, pronunció un emotivo discurso, declarando que la Cumbre se desarrolló en un momento en el que la humanidad ha alcanzado un potencial científico-técnico sin precedentes, y que, si existiera igualdad, equidad y justicia entre los países, se podrían garantizar niveles de vida dignos, cómodos y sostenibles para casi todos los habitantes del planeta. Continuó diciendo que el mundo está en un punto de la historia donde el multilateralismo tiende a consolidarse y la ciencia y la innovación son fundamentales para el desarrollo de las naciones y el cumplimiento de los ODS y que considerando la Cuarta Revolución Industrial hay que aprovechar el momento. construir un siglo XXI sin exclusiones, impulsando una política de innovación robusta en cada país.
Mientras que el Norte siempre acomodó al mundo a sus intereses en detrimento del resto del mundo, ahora le corresponde al Sur cambiar las reglas del juego. Como mensaje final “el momento es ahora”, el presidente del G-77 abrió los debates de la Cumbre.
La urgente necesidad de reforzar la cooperación entre los países del Sur y reducir las brechas existentes en Ciencia, Tecnología e Innovación centró las intervenciones de presidentes, primeros ministros y jefes de delegaciones. Se reiteró la necesidad de cambios en el orden económico mundial y en la arquitectura financiera global y se escucharon muchas veces declaraciones de que “en lugar de esperar ayuda del Norte, los países deben actuar creativamente, creando sus propios programas y compartiendo capacidades y éxitos”.
El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, en su carácter de presidente pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), consideró que, como vivimos en un momento de creciente multipolaridad, todos los países del Sur están destinados a hacer historia si enfrentan el empobrecimiento histórico que ha aumentado la brecha. entre países ricos y pobres, en un espíritu de solidaridad e intercambio de experiencias.
Azali Assoumani, en su carácter de presidente pro tempore de la Unión Africana consideró la cumbre una oportunidad para que las naciones en desarrollo creen las bases para promover objetivos comunes y proteger a sus poblaciones.
El representante de China, coanfitrión de la Cumbre, recordó que la reciente cumbre de los BRICS, celebrada en Sudáfrica, presentó un mensaje claro sobre la urgencia de una reforma de la gobernanza a escala global, y que el país anunció la creación de un fondo para desarrollo y cooperación entre las naciones del Sur por valor de cuatro mil millones de dólares.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, consideró estratégico que el G-77 dedique una Cumbre al tema de Ciencia, Tecnología e Innovación y que continuará el tema como presidencia brasileña del G20, a partir de diciembre de 2023, propondrá la creación de un Grupo de Trabajo sobre Ciencia, Tecnología e Innovación, para aprovechar los intereses de los países en desarrollo en este campo.
Uno de los objetivos de esta cumbre fue discutir un orden mundial más democrático e inclusivo, priorizando la solidaridad y la cooperación internacional. La cumbre culminó con una declaración integral sobre Ciencia, Tecnología e Innovación, teniendo en cuenta que el progreso técnico y científico es fundamental para lograr el desarrollo sostenible y enfrentar los desafíos globales actuales.
El reconocimiento del papel crucial que desempeñan la ciencia, la tecnología y la innovación en la implementación de los ODS es uno de los temas centrales de la Declaración de La Habana, destacando la necesidad de aumentar la inversión en investigación para permitir el desarrollo y la implementación de tecnologías innovadoras que puedan abordar los desafíos sociales. como el cambio climático, la atención sanitaria y la seguridad alimentaria. Esta inversión debería dirigirse tanto a la investigación básica como a la aplicada, así como al desarrollo de nuevas tecnologías.
Además de la financiación, la declaración enfatiza la importancia de desarrollar capacidades en ciencia, tecnología e innovación. Los países deben invertir en programas de educación y capacitación que puedan dotar a sus ciudadanos de las habilidades y conocimientos necesarios para contribuir al desarrollo y la implementación de nuevas tecnologías. Esto requerirá colaboración internacional e intercambio de conocimientos entre gobiernos, universidades e industria para garantizar que la fuerza laboral tenga las habilidades y conocimientos necesarios y los países deben trabajar juntos para difundir las mejores prácticas, conocimientos y habilidades en ciencia, tecnología e innovación. Esto nos permitirá aprender unos de otros y aprovechar los éxitos de cada uno, lo que en última instancia conducirá a soluciones más efectivas y eficientes a los desafíos existentes.
Finalmente, la declaración destaca la importancia de crear un entorno propicio para la ciencia, la tecnología y la innovación en el que los Estados miembros desarrollen políticas y regulaciones que apoyen la innovación y el espíritu empresarial, además de ofrecer incentivos para la inversión del sector privado en investigación y desarrollo. Esto requerirá un esfuerzo coordinado entre los gobiernos, la industria y la sociedad civil para crear un ecosistema que apoye la innovación y promueva el desarrollo de nuevas tecnologías.
Al finalizar la Cumbre y con la aprobación de la Declaración de La Habana, los países reafirmaron su compromiso de implementar medidas concretas para estimular la ciencia, la tecnología y la innovación a nivel nacional e internacional y acordaron presentar una solicitud al Presidente de la Asamblea General de la ONU. convocar, dentro de dos años, un evento de Alto Nivel sobre Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo, con especial atención a las acciones a tomar para satisfacer las necesidades de los países en desarrollo en esta área.
Y emitieron la declaración[1] el día 16 de septiembre como el Día de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en el Sur.
[1] Para ver la Declaração de Havana ver: https://cubaminrex.cu/en/declaration-summit-heads-state-and-government-group-77-and-china-current-development-challenges